El
secretario general de Convergència Democràtica de Catalunya, Oriol Pujol,
manifestaba hoy, acerca de la
inclusión de la palabra ‘independencia’
en el próximo programa electoral de CiU, que es un debate
“prematuro”. No obstante, aseguraba que la coalición
nacionalista que gobierna en Barcelona “será coherente” con el discurso de las
últimas semanas. Entonces, ¿por qué no incluir el término tótem y hablarle
claro a los electores? Porque esto es política.
Por
ello, Pujol, que también es portavoz de CiU en el Parlament, ha señalado que sí
estarán en el programa electoral, sin ninguna duda, “el derecho a decidir y la
voluntad de trabajar para un Estado propio y conseguir instrumentos de Estado”.
¿Acaso eso no es hablar de independencia? Sí, pero en términos políticos, todo
es relativo y según cómo se mire. Y, claro, para que el juego encaje, la prensa
–necesario instrumento divulgador del mensaje– debe participar activamente.
Así,
hemos podido ver hoy en la edición digital de La Vanguardia que “el Parlament
prepara un pronunciamiento de fututo soberanista”. Tras el críptico titular, leemos
que “los grupos políticos elaboran la proclamación del derecho de Cataluña a
decidir su destino”. Como se comprueba, La Vanguardia participa en el mismo
juego político de la ambigüedad léxica.
El
propio diario del Grupo Godó ha publicado este domingo una entrevista con el
ministro de Asuntos Exteriores y Cooperación, José Manuel García-Margallo, en
la que se destaca que éste aboga por "reconocer el hecho catalán y la realidad
hispana”. Tras esta faena de aliño, leemos otra curiosa declaración. “La secesión
unilateral es imposible”. Sólo le faltó decir a García-Margallo que dos no
pelean si uno no quiere.
Aunque,
eso sí, reconozcámosle la sonoridad de otra declaración más, en la mencionada
entrevista: “A la altura del siglo XXI, resolver las diferencias mediante la
ruptura es una regresión en términos de ética cívica”. Leyendo esto, cuesta
pensar que los políticos son esas personas que, en campaña electoral, acuden a
mercados y residencias de ancianos para transmitir su ‘mensaje directo’ a los
ciudadanos. Por ese camino, García-Margallo lo iba a tener difícil, por
ejemplo, en un supermercado de Badalona.
Quizá
por ello, la presidenta del PP catalán, Alicia Sánchez-Camacho, ha recurrido
también hoy, durante un acto de la Asociación del Valle de los Pedroches de
Córdoba en Cataluña, a una metáfora más cercana: “El Gobierno de Artur Mas nos
está llevando al ‘Dragón Khan’ –la gran montaña rusa de Port Aventura– del
independentismo”.
En
cualquier caso, y volviendo al planteamiento inicial, está por ver si la
coalición nacionalista que gobierna en Cataluña será fiel a las palabras de su
portavoz parlamentario, quien ha dicho esta mañana que “no se puede jugar con
los sentimientos de la gente y es necesario –insistió en ello– ser coherente”.
Entonces, ¿se atreverá el candidato Mas durante la próxima campaña a hablar de ‘independencia’? ¿Será como Zapatero con la 'crisis' y Rajoy con el 'rescate'? También
habrá que estar atentos a las aportaciones léxicas –que llegarán– de la
izquierda nacionalista y el PSC del ‘modelo federal’. Lo comentaremos durante
los próximos meses.
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