La prensa deportiva,
haciendo gala de esa mala costumbre que es convertir la anécdota en noticia,
dio ayer un nuevo ejemplo negativo. Y es que, obviando los aspectos
competitivos de la rueda informativa ofrecida por Jose Mourinho, entrenador del Real
Madrid –con motivo del partido que enfrenta hoy a su equipo con el Borussia Dortmund–, los periodistas especializados, con excepciones, se
centraron en aspectos extradeportivos.
Así, ABC destacaba en su edición digital: “No estoy para gestión
empresarial”. Del mismo modo, El Mundo
titulaba: “No soy el responsable de la crisis económica”, mientras que La Verdad subrayaba: “No estoy para
charlas empresariales”. También en El
Periódico hemos podido leer, en el extracto de una frase del entrenador
portugués: “Un día antes de jugar no estoy para actos, sólo para trabajar”.
En la información publicada
por el rotativo del Grupo Z se apuntaba,
asimismo, que “el técnico admite que estaba invitado a la presentación de la
residencia de la cantera del Madrid, pero no quiso ir”. Y es que la enésima polémica extradeportiva de Mourinho
surgió de las desavenencias aireadas entre el entrenador madridista y el
responsable del equipo de Segunda
División, donde se ejercitan los jugadores jóvenes que aspiran a triunfar
en la División de Honor.
Además se habló del partido
de Champions League que enfrenta hoy
a merengues y alemanes. Aunque tuvo su dosis de protagonismo otra anécdota alejada del deporte –la caída de una portería en el
último enfrentamiento entre ambos equipos, en 1998–.
En la otra orilla, la
barcelonista, también adquirió notoriedad un hecho que nada tiene que ver con
el deporte. Concretamente, la vida privada de Cesc Fábregas. “Me robó
la esposa cuando intentábamos tener un bebé”, titulaba El Periódico de Catalunya, que añadía: “El ex de la actual novia del
futbolista, el magnate Elie Taktout, atacó al jugador del Barça” al calificarle de “tonto”. Libertad Digital acotaba esta última circunstancia al apuntar que·“ella le
quiere por su dinero”.
Otra polémica resucitada
asimismo al margen de la competición –el cese de la entrenadora de la selección
nacional de natación sincronizada, Anna
Tarrés– también regresó ayer a los medios de comunicación. “El tiempo
pondrá a cada uno en su lugar", señaló Tarrés en Madrid apenas un mes después de ser acusada en una carta pública,
firmada por varias de sus ex nadadoras, "de maltrato psicológico, insultos y
encubrimiento de positivos”.
Aquí, al menos, aún no hemos
visto cómo un deportista amenazaba con pasarse al enemigo, tal y como sucedió
con el balonmanista francés Nikola Karabatic. Éste, tras verse salpicado
por un escándalo de apuestas –y regresar de nuevo a la selección gala–,
coquetea ahora con Montenegro, país
de origen de su abuela materna. En España,
de momento, no se dado el caso, pero todo se andará.
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