sábado, 24 de noviembre de 2012

Mitos que se van para una España dejada a su suerte



Otoño siempre ha sido una estación aguafiestas y este año no iba a ser menos. Primero, a mediados de octubre, nos dejó Silvia Krystel, musa del destape con su inigualable papel de Emmanuelle, que alegró la existencia de los padres. 

Hace unos días, se marchó Miliki, entrañable payaso que entretuvo a los hijos, e hizo más llevaderos aquellos eternos viajes a la playa –gracias a Susanita y su ratón– a bordo de un utilitario atestado y sin aire acondicionado.

También se nos ha ido JR, mito de una legión de familias españolas que, a finales de los años 70, una vez recogida la cena, se sentaban delante de la televisión a color, recién estrenada, para disfrutar de las andanzas de una familia de ricachones de Texas.

Y es que la muerte del gran Larry Hagman, soberbio en su papel de villano, es como una gran metáfora de esa España que fue creciendo como un gigante con pies de barro, carente de escrúpulos. Ambos, el actor y la sobreactuada España, han acabado derrotados por sendos cánceres.

El avaricioso e intrigante hermano mayor de los Ewing nos ha dejado, vencido por la enfermedad. Este país, despeñado desde un andamio y esquilmado por unos ladrones de guante y cuellos blancos, está sencillamente dejado a su suerte, por mucho que Rajoy intente convencernos de lo contrario.

Precisamente, mientras JR intrigaba a espaldas de Bobby –el hermano bueno–, ese monstruo conocido como la España de las Autonomías iba constituyéndose y asumiendo unas competencias que han terminado por colocarnos al borde del precipicio.

Pero eran años muy intensos y los españoles son sentíamos felices con esa libertad recién conquistada. Hasta íbamos de modernos, tanto como para admirar las excentricidades de Pedro Almodóvar, Tino Casal y Alaska, que fueron retratados por el objetivo de Pablo Pérez-Mínguez, uno de los fotógrafos de la Movida madrileña –junto a Alberto García-Alix y Ouka Leele, entre otros– que también nos dejó hace unos días.   

Ahora habrá que ver si la princesa Leia, el intrépido Luke Skywalker y el irreductible Han Solo no nos dan algún disgusto antes de que George Lukas anuncie una reedición de La Guerra de La Galaxias, de cuyo estreno se acaban de cumplir 35 años.

Después de la pérdida del irrepetible Toni Leblanc, hace sólo unas horas, ya es lo que nos faltaba.

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