miércoles, 5 de diciembre de 2012

Estresados, más corrompidos y sin sexo


Hemos pasado del optimismo patológico de ZP al cenizo del CIS. Y es que, por mucho que diga Rajoy, en España pocos se creen aquello de que la crisis acabará en 2013. Así, no es de extrañar que la agencia Europa Press nos anuncie que ocho de cada diez ciudadanos vamos a sufrir durante estas Navidades síntomas de ansiedad, estrés o melancolía. 

Pero es que, en un país tan belenista con éste –con muchos en estado de shock desde que al Papa le dio por ejercer de aguafiestas, dejándonos sin burra ni buey en el portal– hay margen para pocas alegrías. Y ya, si añadimos que, según Benedicto XVI, los Reyes Magos procedían de Andalucía –que hoy es líder absoluto de paro– la cosa se torna preocupante. Si es que hasta la profecía de Los Mayas anticipa que el fin del mundo llegará la víspera del Gordo de Navidad. Lo dicho, todo se pone en contra de nosotros.

Para colmo, y si nos atenemos a la última encuesta del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), del mes de noviembre, siete de cada diez españoles se declaran insatisfechos con la democracia. Ahí es nada. Pero es que, con casi seis millones de parados, resulta que uno de cada cuatro de los que aún conservan su empleo cree que lo perderá durante los próximos meses.

Por si fuera poco, seis de cada diez españoles no saben cuándo se aprobó esa Constitución a la que apelan los políticos que dicen defender la unidad de España. Como guinda, más de la mitad de la población mayor de edad, según el sondeo encargado por el Gobierno, tiene una mala opinión de la Carta Magna. Qué desastre...

Y como ya sabemos que del extranjero últimamente no llegan más que malas noticias, no hay que sorprenderse de que –según el informe anual de Transparency International– empatemos en corrupción con Botswana. Pues tiene su gracia que estemos al mismo nivel del país elegido por el Rey para liarse a tiros con los elefantes. Claro, que siempre nos quedará el consuelo de tener unas instituciones menos corrompidas que Estonia y Bhután, que están justo por detrás de España en esa incómoda clasificación.

Con todos estos indicadores, es comprensible que los españoles lleguemos a fin de año con la libido por los suelos. Y es que, según confirmaba hace unos días el Estudio Europeo sobre Satisfacción Sexual, uno de cada tres ciudadanos reconoce que ha perdido el deseo a consecuencia de la crisis. 

Nos encontramos tan deprimidos que, de practicar el sexo una media de dos horas a la semana en 2010, ya no pasamos de 34 gozosos minutos. Y es que los españoles, con tanto gafe y malas noticias, no estamos para casi nada.
 

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