viernes, 7 de diciembre de 2012

Los partidos políticos riegan sus fundaciones con dinero público


Entre las subvenciones que se conceden a sí mismos los partidos políticos y las devoluciones de Hacienda a presidiarios como Díaz Ferrán estamos apañados. Por un lado, el Boletín Oficial del Estado publica hoy que la fundación que dirige José María Aznar recibirá más de medio millón de euros. Por otro, no enteramos de que al anterior presidente de la patronal –desde hace un par de días en la trena– esa Hacienda que somos todos le devolvió 2.052,47 euros por su Declaración de la Renta de 2010. Quién los pillara.

La subvención concedida ahora a la Fundación FAES, del PP, se destinará a cubrir en 2013 los gastos derivados de tres programas de “promoción de la libertad, la democracia y los derechos humanos en los países en desarrollo”. Para una España que, según el último informe de Transparency International, se mueve en los niveles de corrupción de Botswana y algo mejor que Buthan, no está nada mal. 

El caso es que el pasado año, cuando nos veían menos corruptos en el extranjero, se repartían más subvenciones para promocionar la democracia en América, África y Asia. Así, los programas en favor de la libertad que lidera Aznar han sido regados en 2012 con 1.019.000 euros, nada menos. 

Además, a la Fundación Ideas, que dirige el ex ministro socialista Jesús Caldera, también le cayeron 974.000 euros, que tampoco está nada mal cuando se trata de dinero público que sale de un país en la ruina y con seis millones de parados. En 2013, tras los recortes, recibirá por la vía de Cooperación otros 240.000 euros.

La revelación de que Díaz Ferrán, acusado de ocultación de bienes y blanqueo, también se benefició –según informa Público de una devolución de Hacienda que para sí la quisieran muchos contribuyentes, se viene a sumar a este gigantesco sainete español. Y si a esto añadimos que en los Presupuestos Generales del Estado de 2013 se destinan otros dos millones a fundaciones y asociaciones con dependencia de los partidos políticos… Apañados vamos.

Pero, claro, viendo que el promotor de la trágica fiesta de Halloween acusa ahora al Ayuntamiento de Madrid, que preside la esposa de Aznar, de alquilar un recinto que no reunía las condiciones de seguridad, cualquier cosa es posible. Incluso que el ex presidente se lamente, en una entrevista publicada por El Mundo el pasado fin de semana, de que la clase política esté desprestigiada. Vivir para ver.

Aznar debería echar un vistazo en su propia casa y divulgar un poco menos los valores de la cooperación internacional sólo a través de la subvención. De paso, podría buscar para FAES –en coherencia con la línea privatizadora de su partido– financiación que no proceda de las arcas públicas.

Los países en vías de desarrollo y los exprimidos españoles se lo agradeceríamos. El sentido común, al que tanto apela Rajoy cuando le conviene, también.

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