Con lo feliz que estaba el Gobierno por la bajada de la prima de
riesgo y otro macrobotellón de la Facultad de Económicas desborda el Campus
Universitario de Murcia. Y es que, con seis millones de parados, un país en
ruinas y las redes sociales que lo delatan todo, Ángela Merkel nos va a castigar otra vez.
Si los miles de jóvenes que
se dieron cita en el Campus de Espinardo
se hubieran puesto ciegos a las
puertas de la Facultad de Filosofía,
por ejemplo, habría tenido un pase. Aunque vista la situación, y después de
comprobar cómo actúan Moodys, Fitch y Standard & Poors, para hacerse un experto en economía también
habrá que darse a la bebida.
Total, antes de emigrar a
tierras alemanas, entonarse un poco no viene mal. De perdidos al río, eso habrá
pensado la multitud congregada en el botellódromo
universitario.
Aunque ya es casualidad que
fuera en el salón de actos de la Facultad
de Economía y Empresa, precisamente, donde el Comité de Resistencia para la Defensa de la Universidad Pública
reventó, el pasado septiembre, la inauguración del curso académico en la Región de Murcia. Lo dicho, como se
entere la canciller alemana nos
cruje.
El mismo día que los
universitarios murcianos se aplicaban en el arte de empinar el codo al aire libre, nos enteramos de que el presidente
de la Federación Española de
Automovilismo, Carlos Gracia,
lleva cuatro meses sin carné porque le cazaron ebrio. Y no es la primera vez
que le retiran el permiso, puesto que en 1996 y 2003 ya le obligaron a
desplazarse en taxi por conducción inapropiada.
Ejemplos como éste –con la
inestimable ayuda de Benzema y Marcelo, los jugadores del Real Madrid que también están sin carné
por saltarse las normas a la torera– es lo que necesitan nuestros
universitarios.
Si es que vamos embalados
hacia el desguace nacional. Y encima cuando el Banco Central Europeo decretó la barra libre el contribuyente no olió un euro. Todo fue para unas
entidades a las que había que rescatar cuando antes habían repartido dinero a
espuertas entre políticos y sindicalistas por asistir a sus consejos de
administración.
Para justificar lo injustificable,
la presidenta de la Comunidad de Navarra,
Yolanda Barcina, decía este viernes
que un albañil que “ahora está en el paro” también ganaba antes “6.000 euros en
la obra”. Se quedó tan pancha y, que se sepa, no le hicieron ningún control
etílico.
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