jueves, 27 de junio de 2013

Condenados al botellón

 
El Gobierno va a darnos otro rejonazo este viernes, ahí donde más duele, con una nueva subida en el impuesto sobre el alcohol. Ahora que empieza la campaña de verano, Montoro habrá pensado que los ingleses y alemanes, que se ponen ciegos en nuestros garitos de la playa, van a pagar parte de nuestra deuda con Bruselas.
 
El problema reside en que los españoles, que andamos más tiesos que la mojama, estamos abocados al botellón. Y dado que nuestro ejército de ni-nis ya tiene reservados casi todos los parques y ramblas, eso de buscar sitio con la parienta y los colegas se puede poner imposible.
 
También le va a sacudir el Gobierno al impuesto sobre el tabaco. Porque Rajoy, hasta que no nos vea a todos fumando en pipa, no para. Aunque igual convierten Eurovegas en una zona franca. Y ya que están empeñados en hacer un zurcido a la Ley, para que nos gastemos la poca pasta que nos queda entre volutas de puro y máquinas tragaperras, no sería de extrañar que ofrecieran los pitillos a mitad de precio. Y que repartieran pulseritas para beber low cost.
 
Montoro, desde luego, está lanzado. Es un ministro a tumba abierta. Porque después de empapelar a la Pantoja, precintar el restaurante de Sergi Arola en Madrid y de que Messi vaya a soltar 25 millones para purgar sus olvidos con Hacienda, cualquier cosa es posible.
 
Pero, para chulos, los bancos. Y aunque los amenazan con más tasas –que acabará pagando el de siempre–, anuncian que han ganado un 16% más durante el último año. Teniendo en cuenta que, en el mismo periodo, el paro registrado en el antiguo Inem ha crecido en casi 200.000 personas y que por primera vez desde 1971 España ha perdido población, lo de Botín y sus amigos es genial.
 
Así se comprende que el número de ricos –en un país donde ya se abandona a los hijos a la puerta de un Ayuntamiento, como acaba de suceder en Talavera de la Reina– no deje de aumentar. Seguro que muchos de ellos disfrutarán en los reservados exclusivos que Shelson Adelson tiene previsto instalar en Eurovegas.
 
Aunque si prefieren la playa, Barcelona prepara su réplica de la mano de otro magnate de la ludopatía llamado Stanley Ho, alias El Señor de Macao. Lo dicho, porque suben los impuestos, es para darse al botellón.

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