viernes, 28 de junio de 2013

En el coche de San Fernando, con botijo y abanico

 
El Camino de Santiago arrasa este año. Nada menos que un 40% aumentó el número de peregrinos durante el primer trimestre del año. Y este segundo, que está a punto de cerrarse, también promete unas cifras espectaculares. Lógico, porque no hay quién coja el coche y eso de irse a un hotel, ni una semanita, está al alcance de muy pocos. Así que carretera y manta. Pero, como en el coche de San Fernando, un ratito a pie y otro andando.
 
Vamos, que en un país con más de seis millones de parados y un salario anual medio de 15.000 euros –quien tenga la suerte de pillar una nómina todos los meses– lo que te pide el cuerpo es calzarte el traje de peregrino y echar a andar. Y, para eso, la ruta compostelana se las pinta como ninguna.
 
Los que quieren iniciar ese viaje interior, muy bien. Aquellos que van en busca del apóstol, desesperados y a ver si les echa una mano, pues también. El caso es ponerse en marcha porque algo habrá que hacer.
 
Y es que, como la cosa siga así, van a multiplicarse los Caminos de Santiago ahora que se ha visto que el viaje a Alemania no es lo que prometía. Porque –lo acaba de decir la Merkel– allí no pueden dar empleo a todos los jóvenes españoles y dos de cada tres que emprenden la aventura acaban fracasando. De vuelta antes de tiempo, con las orejas gachas y sin aprender alemán.
 
Pues nada, habrá que pedirle al patrón de España que a Montoro no se le ocurra poner un impuesto especial a los caminantes. Y es que el ministro de Hacienda nos viene ahora con un nuevo sablazo, a cuenta de los aires acondicionados. Otra vuelta de tuerca después del frío que hemos pasado este invierno porque a ver quién encendía la calefacción con la luz y el gas por las nubes.
 
Este verano volveremos a los tiempos del botijo, el abanico y el porrón fresquito. Porque al Gobierno, menos mal, no le ha dado por subir la caña de cerveza y el tintorro, esos remedios donde el español pobre siempre termina ahogando sus penas.

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