Va a resultar que los
nórdicos también trabajan en negro y esconden al fisco lo que pueden. Y más,
porque la condición humana es así. Y es que, según la Unión Europea, los suecos escaquean a su Hacienda catorce de cada
cien coronas que producen, una más que los daneses.
Los finlandeses, que
comparten moneda con los tramposos españoles, también ocultan trece de cada
cien euros. Lo mismo, por cierto, que los paisanos de la Merkel. Pues sí, ellos también. Por eso, los burócratas de Bruselas, que ven peligrar su pasta gansa,
amenazan con ponernos las pilas a todos. Como si Rajoy no se bastara él solito.
Si dos de cada diez daneses ya
reconocían en 2007 que trabajaban en negro, incluso con contrato y currando
horas no declaradas, cómo debe estar ahora la cosa. Y con tanto viajar a España, Italia y Grecia,
buscando el sol, pues ya se sabe, no se les podía pegar nada bueno.
Aunque las cifras no son
para tomarlas a broma, a los hombres de negro de la UE les da la risa cuando ven que hace seis años sólo un 2% de los
británicos reconocían currar bajo cuerda. Hay qué ver cómo son los súbditos de Isabel II. Claro, que la palma de oro
del cinismo está reservada para los chipriotas, ya que sólo uno de cada cien –y
se supone que sin ser sometido a tortura– dijo haber trabajado con dinero B.
Por el contrario, los
búlgaros, que no se cortan un pelo, declaran ser los reyes del escaqueo fiscal.
Ellos, por lo menos, reconocen la adicción. Nosotros, que no vamos descalzos, ocultábamos
el año pasado a Hacienda la quinta
parte de los que producíamos. Así se entiende ese carácter que destila Montoro.
Pero con cientos de miles de
españoles abocados a buscarse la vida como autónomos, si alguien cree que puede
controlarse la economía sumergida es que no pisa la calle. O, sencillamente, se
dedica a la política profesional. Y es que, con la que sigue cayendo, no queda
más que gritar: ¡Sálvese quien pueda!
No hay comentarios:
Publicar un comentario