Los políticos catalanes que
impulsan las Olimpiadas de Invierno Barcelona Pirineu 2022,
pretenden sacarnos –a cada uno de los españoles– casi 20 euros por cabeza para
organizar su sarao. Resulta que, según la propuesta preliminar –revelada por el
diario El Mundo– más de la mitad de
las inversiones necesarias van a salir de nuestros bolsillos. Así, cualquiera.
Pues sí, la pasta tiene que
salir de esos españoles con lo que la casta política catalana no quiere saber
nada. Y cuya Vía por la Independencia ha sido respaldada por centenares de
miles de personas. Y como de Finisterre
al Cabo de Gata y de Santander a Sanlúcar de Barrameda somos sadomasoquistas perdidos, aceptaremos
el nuevo latigazo. Total, después de la humillación del café con leche de Buenos Aires, tragamos con todo.
Porque, por ejemplo, los
uniformes que lucieron el Príncipe, Rajoy, Ana Botella, y el resto de autoridades que nos representaron ante
los miembros del Comité Olímpico
Internacional, costaron cerca de 42.000 euros. Lo que supone la vuelta al
cole, según la OCU, de 22 alumnos de
Primaria y Secundaria. Curiosamente, el mismo número de medallas que nuestros
atletas ganaron en Barcelona 92.
Claro, que en aquellos tiempos los políticos catalanes todavía no se había
echado al monte. Y los españoles de a pie seguíamos en lo alto del guindo,
creyendo que esto era jauja.
Pero hay que conservar la
calma. Porque nuestros dirigentes sólo piensan en el bien común. Como José María Odriozola, presidente de la Federación Española de Atletismo, que lleva la friolera de 24 años en el
cargo. Y qué decir del vocacional Ángel
María Villar, el presidente de la Federación
Española de Fútbol, que este año
cumple sus bodas de plata en la millonaria poltrona.
Ya lo decía Bale, el hombre de los 100 millones de
euros, que hubiera venido gratis al Real
Madrid. Y lo repetía Ozil, otro
indigente futbolístico, que salió pitando a Londres
para jugar en el Arsenal. Pues si
son tan solidarios, podían haberse puesto a vender camisetas del Barça, de esas que llevan la bandera
catalana y que fueron lo más visto en la macro
manifa independentista del miércoles.
A Qatar Fundation no le hubiera importado
repartir los beneficios, en la propia Barcelona,
entre esos miles de niños que se acuestan cada noche con el estómago vacío.
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