viernes, 13 de septiembre de 2013

Barcelona nos pide 20 euros a cada uno para otra olimpiada

 
Los políticos catalanes que impulsan las Olimpiadas de Invierno Barcelona Pirineu 2022, pretenden sacarnos –a cada uno de los españoles– casi 20 euros por cabeza para organizar su sarao. Resulta que, según la propuesta preliminar –revelada por el diario El Mundo– más de la mitad de las inversiones necesarias van a salir de nuestros bolsillos. Así, cualquiera.
 
Pues sí, la pasta tiene que salir de esos españoles con lo que la casta política catalana no quiere saber nada. Y cuya Vía por la Independencia ha sido respaldada por centenares de miles de personas. Y como de Finisterre al Cabo de Gata y de Santander a Sanlúcar de Barrameda somos sadomasoquistas perdidos, aceptaremos el nuevo latigazo. Total, después de la humillación del café con leche de Buenos Aires, tragamos con todo.
 
Porque, por ejemplo, los uniformes que lucieron el Príncipe, Rajoy, Ana Botella, y el resto de autoridades que nos representaron ante los miembros del Comité Olímpico Internacional, costaron cerca de 42.000 euros. Lo que supone la vuelta al cole, según la OCU, de 22 alumnos de Primaria y Secundaria. Curiosamente, el mismo número de medallas que nuestros atletas ganaron en Barcelona 92. Claro, que en aquellos tiempos los políticos catalanes todavía no se había echado al monte. Y los españoles de a pie seguíamos en lo alto del guindo, creyendo que esto era jauja.
 
Pero hay que conservar la calma. Porque nuestros dirigentes sólo piensan en el bien común. Como José María Odriozola, presidente de la Federación Española de Atletismo, que lleva la friolera de 24 años en el cargo. Y qué decir del vocacional Ángel María Villar, el presidente de la Federación Española de Fútbol, que este año cumple sus bodas de plata en la millonaria poltrona.
 
Ya lo decía Bale, el hombre de los 100 millones de euros, que hubiera venido gratis al Real Madrid. Y lo repetía Ozil, otro indigente futbolístico, que salió pitando a Londres para jugar en el Arsenal. Pues si son tan solidarios, podían haberse puesto a vender camisetas del Barça, de esas que llevan la bandera catalana y que fueron lo más visto en la macro manifa independentista del miércoles.
 
A Qatar Fundation no le hubiera importado repartir los beneficios, en la propia Barcelona, entre esos miles de niños que se acuestan cada noche con el estómago vacío.
 

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